Al hilo de nuestra anterior publicación sobre el tema, hemos encontrado algunas referencias muy interesantes gracias a Yorokubu acerca de políticas destinadas a contener el problema del tráfico e invertir su realimentación positiva.
El ejemplo de Zürich es paradigmático. Se está restringiendo activamente el acceso del coche a la ciudad para favorecer el uso peatonal, ciclista y el transporte público. Una de las maneras de favorecer el transporte público, como ya comentábamos, es reducir unos tiempos de tránsito excesivos por culpa de la saturación de vehículos en las calles. Para ello, los conductores de los tranvías pueden modificar los semáforos a su paso quitándole la prioridad a los coches. (ver referencia original aquí)
Relacionado con estas políticas de contención del coche y, sobre todo, con una filosofía del planeamiento de “abajo a arriba” y no a vista de avión está Jan Gehl. Arquitecto y Urbanista danés, Gehl recuerda a nuestra admirada Jane Jacobs cuando dice:
En el año 1960 hubo un cambio de paradigma, la ideología modernista en el urbanismo tomó el control por completo. Las ciudades empezaron a expandirse a toda velocidad y la construcción de edificios se industrializó. Al mismo tiempo, los coches empezaron a dominar la sociedad. En 1961 Jane Jacobs, con su libro The Death and Life of Great American Cities, alertó de las consecuencias que esto podía tener y criticó duramente estas prácticas diciendo que acabaría con la muerte de las ciudades americanas. En aquellos tiempos sus palabras tuvieron un impacto limitado. Durante los siguientes 40 años nos metimos por la senda de la modernización impulsada por el automóvil. Los urbanistas practicaron sin tapujos su síndrome de Brasilia, los arquitectos se perdieron en hacer arte y celebrar su individualismo y los planificadores de tráfico siguieron esforzándose para hacer la vida más fácil para el coche. En ninguna parte de la formación de esta gente hay un elemento importante dedicado a las necesidades de la escala humana.
Hoy sabemos de sobra las consecuencias de estas políticas. Tenemos que exigirnos hacerlo mucho mejor de lo que lo hemos hecho durante el último medio siglo. Desafortunadamente, esta tradición sigue viva en ciudades como Dubai y en buena parte de China.
Os dejamos en la compañía del propio Gehl…