31 enero, 2019
LA IMPECABLE MODERNIDAD DE TOMÁS MALDONADO
Antonio Fernández Alba + Antonio Miranda
Coincidiendo con el centenario del nacimiento de la Bauhaus llega la noticia de la muerte de Maldonado. Se debe recordar que después de la Segunda Guerra Mundial se enfrentó, en la teoría estética y en la práctica productiva, al ataque reaccionario y antimoderno dominante, que unos años más tarde traicionaría a la Vanguardia, y decretaría la infecciosa peste postmoderna. Como Director de la escuela HFG de Ulm combatió las últimas adherencias artesanales, artísticas, naturalistas y románticas heredadas de Morris y de la Bauhaus. Esa misma higiénica labor de limpieza estética ocupó toda su larga vida. Sin los equívocos, traiciones y ambigüedades a la moda de la época, Maldonado mantuvo en pie la dignidad y el coraje de la Vanguardia y de la Modernidad anteriores a la guerra. Así pudo impugnar el retorno de muchos de los rancios vicios estéticos del pasado decimonónico, romántico, reaccionario y antimoderno. En aquellos tiempos de reacción antimoderna -Guerra Fría Antisoviética y veinte años de Macarthismo- Maldonado defendió sin relativismos la Modernidad y la Vanguardia amenazadas también desde “la izquierda” libertaria y ácrata. En Argentina o más tarde en Europa y, aun después de los años de plomo del Postmodern, Maldonado perseveró en su noble e interminable contienda. También desde la Revista Casabella. Podemos decir que, en los conflictos culturales de su larga vida, nunca dejó de ser un camarada de la Resistencia Partisana en la Modernidad.
Utilizando en parte sus propias palabras se pueden enumerar algunas de sus principales batallas:
- Contra el “factor estético” como base conceptual del Proyecto y el Diseño
- Contra la ficción y el fetichismo artístico de la representación.
- Contra el ilusionismo figurativo y la ornamentación, siempre frívola y sentimental.
- Contra el formalismo estilístico neoacadémico, cómplice del simbolismo supersticioso y ocultista.
- Contra el idealismo alemán y clásicorromántico de la obra ideal, monumental, espiritual y eterna.
- Contra el subjetivismo intuitivo e irracional.
Gracias a la autoridad obtenida en esa Resistencia, Maldonado también pudo discutir y corregir ciertas desviaciones doctrinales de sus sabios maestros antinaturalistas. Así por ejemplo:
- Las confusiones pragmáticas del Realismo Social, justificado por Lukacs en el “reflejo mimético”.
- Las confusiones heideggerianas y existencialistas del humanismo pesimista angustiado y burgués de Sartre.
La Poética Concreta de Maldonado significó en su momento una doble batalla antiartística, contra las mismas viciosas manías estéticas, comunes a la burguesía y a la ortodoxia del Partido Comunista Argentino del que sería apartado en tanto que “revisionista”. Esa Poética Concreta propone, aún hoy, la superación dialéctica del apolítico Arte Abstracto con nuevos instrumentos del Constructivismo cuyo Proyecto estructural incluye la transformación de la sociedad. El Proyecto, desde la cucharilla a la ciudad y el medio ambiente alcanzó la autenticidad y la Modernidad aún hoy resistentes. La función social de aquella neovanguardia constructivista implicaba también: la formación universitaria en Geometría, Física y Estructuras; el diseño como proceso científico sistemático e industrial; el geométrico ascetismo formal; el materialismo de la nueva tecnología industrial, y la transformación socialista de la sociedad. La Praxis Concreta fue acción poética, política, estructural y civilizatoria para una síntesis renovada de Verdad científica, Justicia social y Belleza moderna.
Gracias Profesor, y hasta más ver.
Fig.01 – Escuela de diseño de Ulm. Max Bill, 1953-55