23 julio, 2015
ELLA PARA ÉL, ÉL PARA EL ESTADO. De la naturaleza del espacio doméstico.
Nota al título: Abyecto modelo familiar, obra del intelectual orgánico de la monarquía inglesa y protoliberal T. Hobbes
Arquitectura significa, en concreto, la construcción de los diferentes tipos de espacio-tiempo: Estatal (político), Colectivo (común), Público (social), Privado (familiar), Íntimo (personal).
La Declaración Universal de los Derechos Humanos o, por ejemplo, la Constitución Española establecen el “derecho de todas las personas a una vivienda digna” etc. Pero tal legislación es humanamente insuficiente. El espacio doméstico privado e individual debería ser la condición básica de ese derecho universal que -aunque todavía mezquino y limitado en su exposición oficial- sigue siendo incumplido en la mayor parte del planeta.
DE LA FAMILIA.
Si retrocedemos hasta el principio de la Civilización Panhumana, podríamos decir que la Edad de Oro de la que habla Don Quijote coincide con aquel Neolítico matriarcal y comunista de hace 5000 años. Dichosa edad porque los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras: tuyo y mío.
La Edad de Oro fue devastada por un prolongado golpe de Estado -procedente de la testosterona podrida- que inaugura la Edad de los Metales Bélicos, de la que aún no hemos podido salir. Patriarcado y Gran Propiedad Privada, en un solo y el mismo hecho originario, determinan -protegidos por el Estado- la sociedad de clases que aún sobrevive.
La casa tradicional familiar y agropecuaria constituye la síntesis perfecta de aquella Gran Suma entre machismo y codicia. Allí encontramos, según Engels, dos de las formas fundamentales de la lucha de clases: La explotación gratuita de la mujer por el macho y la explotación –quizá asalariada- del hombre por el hombre. Es casi imposible abordar el tema del espacio-tiempo doméstico sin estudiar uno de los más importantes textos de la Civilización: El Origen de la Familia, de la Propiedad Privada y del Estado (F. Engels).
La familia patriarcal o misógina, a la vieja usanza, llega a su madurez en la Roma antigua. Esa forma familiar “mafiosa” no es -a pesar de la grasa clientelista que la enmohece- cosa natural o inmemorial. Es, muy al contrario, un tardío invento económico y productivo relativamente reciente, latino. Veámoslo con ayuda del Diccionario Latino-Español1:
DOMESTICUS-A: De la casa, de la familia.
DOMO-UI: Domar, subyugar. Domesticar animales.
DOMINUS-I: Señor, amo, dueño y propietario.
DOMUS-US: Casa del Dominus y su familia.
FAMULUS-A: Servidor o esclavo, sometido, dominado y obediente al Dominus.
FAMILIA–AE: Conjunto de siervos, esclavos y libertos de una casa bajo dominio del amo.
El muy anticlerical y revolucionario Jesús de Nazaret inaugura bajo y contra el dominante Imperio Romano de los Dominus la verdadera modernidad panhumana: la verdadera Civilización única y universal en su combate contra el paganismo esclavista y patriarcal que hoy luce formas neoliberales. En nuestro intento de escuchar a Jesús nos alejamos más y más de la ultrafamiliar y vaticana Conferencia Episcopal Opusdeista. Los clérigos y prelados –solo machos- sin duda defienden el espacio familiar, domestico, patriarcal, alienado y alienante para las víctimas. Frente a ellos debemos recordar las siempre vivas palabras evangélicas. Estas palabras se levantan contra la vertical, falocrática y dominadora jerarquía patriarcal. Jesús inaugura otra espacialidad ilustrada, fraterna, transversal, única, universal, panhumana, horizontal y democrática:
-¿Quién es mi madre, quiénes mis hermanos?
–Yo tampoco te condeno. (A la esposa débil)
–Uno solo es vuestro padre, el del cielo.
-¿Es que no sabéis que debo ocuparme de las cosas de mi Padre? (El niño perdido)
-Dichosos más bien los que escuchan el mensaje del Padre. (En relación a la dicha de María)
-Si no abandonáis a vuestra familia por mi…
-Enemigos los de tu casa.
-Etc.
Jesús viene a ser –por eso fue asesinado- la gran referencia de la civilización planetaria, civil, urbana, democrática, fraterna e internacional. El patriarcado machista, por el contrario, se encuentra en la base de la repulsiva patriotería comarcal, nacionalista, militarista etc. Por eso la familia tradicional es cosa “municipal y espesa”, una parte de las 100.000 culturas folclóricas que inundan con sus siniestras ceremonias el planeta ruralizado por la tribu, la nación, la carne y la sangre.
Los feminicidios, violaciones, mutilaciones sexuales y abusos pederastas son asuntos eminentemente familiares: de ley tribal y consanguínea: de la caverna medieval y cultural a la que nos conducen la música de Wagner y los escritos de A. Schopenhauer, F. Nietzsche y M. Heidegger esos tres grandes ideólogos de la pequeña burguesía. Esos tres enemigos irracionalistas o antimodernos de la vida urbana, civil2.
Bertolt Brecht desde la Europa Oriental en los años cincuenta del siglo XX nos puede ayudar a avanzar:
…Nosotros que habíamos venido a suprimir la familia tradicional (por la crueldad de sus ataduras internas) tuvimos que incentivarla. Solo uniendo los ingresos de todos los miembros de aquella pequeña agrupación podíamos evitar la hambruna. En aquel momento, la vieja familia fue un gran instrumento económico para mejorar las relaciones de producción. Al igual que el viejo régimen zarista usaba las iglesias oficiales para proteger la vigencia de la familia, así nosotros tuvimos que usar a la policía para mantener en pie la institución familiar (…) Nosotros que vinimos a instalar la amabilidad, tampoco pudimos ser amables (…) Vosotros, desde el futuro, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea Dios para el hombre, pensad en nosotros con indulgencia.
DEL ESPACIO DOMÉSTICO.
Esos tiempos aún no han llegado pero la sinrazón neoliberal pronto será la tumba del capitalismo genocida y, por tanto, del palurdo patriarcado. Entonces, sólo entonces, podremos hablar de un nuevo espacio doméstico. Gran propiedad privada, patriarcado y sociedad de clases forman una unidad indisoluble trabada por mutuas razones de causa y efecto. Cuando la guarda y protección de los hijos sea un asunto público y la sociedad cuide con el mismo esmero a todos los niños y niñas sin excepción, el espacio doméstico alcanzará su mejor y más democrática dimensión.
El espacio domestico de alta calidad empezará con una ciudad de alta calidad civil y que alcance su densidad crítica. Cada ciudad será un gigantesco condensador social del tipo Unité, Narkonfin, etc. en el que cada adulto vivirá independiente aunque si lo desea podrá compartir descansillo –de ascensor y escalera- con sus amigos, su pareja, sus hijos mayores u otros familiares etc. ¿No coincide acaso la verdadera felicidad con la soledad voluntaria?
En ese tipo o modelo de hábitat universitario -Colegio Mayor Mixto y Ampliado- los bebés y los niños serán cuidados, en las zonas comunes, por los mejores especialistas. Así evitaremos el exclusivismo (face to face) de la frecuente maternidad matamadres.
Dado que aquel que no sabe cocinar no puede ser libre, cada apartamento del que hablamos –monoespacial y en doble altura- estará dotado de una cocina básica con frigorífico etc. Con todo ello llegaremos hasta el modelo del nuevo hábitat mínimo necesario: el que incluye a la vez un lugar de trabajo y de encuentro.
La emancipación de la mujer solo podrá obtenerse con la emancipación total -social y económica- de todas las personas. Así, la verdadera modernización del espacio doméstico es impensable sin que la libertad, la igualdad y la fraternidad alcancen a todo ser humano y, con ello, las tres adquieran una forma superior, total y verdaderamente moderna como exigen la experiencia, la ciencia y la razón.
Dina Goldstein. ‘Snowy’ de la serie ‘Fallen Princesses’. 2008.
- Editorial Spes, 1950. Con el Nihil Obstat triple del censor canónigo, de su Excelencia Reverendísima el Canciller y del Obispo de Barcelona. ↩
- Como lector, el arquitecto medio suele preferir alimentos rancios y flatulentos que provocan una intensa y conocida halitosis mental. Además de obras de estos tres románticos ahora citados también suele engullir, por ejemplo, textos de Feyerabend, Rorty, Kundera, De Man, Baricco, E. Trías, R. Venturi, Sloterdijk, etc. Si, por el contrario, tomase “Carne de León” (B. Alberti, Tolstoi, Felipe, Trotsky,) pensaría con más lucidez y haría menos el ridículo. ↩