
13 febrero, 2017
Dos proyectos para la plaza España de Madrid 2016. Una aplicación de crítica práctica.
La evaluación crítica sobre la calidad urbana y arquitectónica de una obra de importancia no puede ser una cuestión gastronómica de gustos “libres” medidos con estadísticas. En la historia reciente hemos comprobado cómo “los referéndum los carga el Diablo”. Los demenciales resultados en el Brexit de Reino Unido, en el Acuerdo de Paz en Colombia o en las elecciones presidenciales estadounidenses son una prueba más de la intrínseca sinrazón del populismo fácil. Defender la democracia es una obligación universal, pero para cumplirla también la democracia deberá ser defendida de sí misma. Si realmente se desean opciones racionales, científicas y panhumanas, la acción democrática no puede estar previamente infectada de irracionalidad, de pasión, de inclinación particular.
Ni un teorema de geometría básica, ni las técnicas de una operación quirúrgica en un cerebro, ni la estructura idónea de un barrio urbano pueden decidirse preguntando primero a un cuerpo electoral y contando luego las respuestas a favor y en contra. Sócrates fue asesinado por decir que, en materia de verdad estructural (aquello que hace que un zapato sea un zapato), la Razón Común y la Verdad necesitaban desoír las opiniones: la opinión significa la negación pura y simple del pensamiento. Para la verdad, la garantía universal de Razón Común –igual que en el Teorema de Pitágoras- necesita sustentarse en argumentos lógicos, objetivos, racionales y universalmente comunicables. Para la verdad necesaria, las opiniones, las creencias y preferencias o el simple gusto personal de alguien no sirven para nada.
Decía F. Milizia hace 200 años que: En toda buena arquitectura cada línea estaba sustentada en muy buenas razones.
Respecto al Concurso de la Plaza de España, entre los dos Proyectos que se dan a elegir, no es difícil comprobar con buenas razones que si ponemos el Proyecto X a la Izquierda y el Proyecto Y a la Derecha encontramos que:
Proyecto X | Proyecto Y |
Es más instrumental | Es más automonumental |
Es más dinámico | Es más autoritario |
Es más poético | Es más artístico |
Es más funcional | Es más utilitario |
Es más peatonal | Es más automovilistico |
Es más económico | Es más barato |
Es más femenino | Es más patriarcal |
Es más moderno | Es más clasicista |
Es más civil | Es más cultural |
Es más universal | Es más regional |
Es más científico | Es más ideológico |
En resumen, al margen de los desconocidos autores, gustos, opiniones, creencias y preferencias, cualquiera puede concluir con buen criterio que:
El Proyecto X se caracteriza por ser más unitario y auténtico en su estructura; hace avanzar más a su propia disciplina; y -por su geométria urbana en el contexto- aporta a la ciudad mayor cantidad de calidad ética, estética y epistémica. En cuanto a la calidad urbana de su urbanismo, y en cuanto a la calidad arquitectónica de su arquitectura, la equiparación simétrica que propone el Concurso Convocante tiene poco sentido. Basta ver, por ejemplo, cómo el mejor Proyecto tiene en cuenta y consideración el subsuelo construido ya existente.
La consulta ciudadana propuesta tiene, entre otros, valores cívicos de transparencia. Será participativa y divertida y por ello podemos cantar: ¡Viva la Fiesta! Ahora bien: en el recuento definitivo de votos, el Diablo ¿qué cantará?
Izq: Proyecto X: Welcome Mother Nature Dcha: Proyecto Y: Un paseo por la cornisa