Grupo de investigación de Crítica Arquitectónica ARKRIT / dpa / etsam / upm

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Sobre ARKRIT

El Grupo de Investigación ARKRIT se dedica al desarrollo de la crítica arquitectónica entendida como fundamento metodológico del proyecto. El ejercicio crítico constituye el principal gestor de la acción proyectual hasta el punto de que puede llegar a identificarse crítica con proyecto.
Si se considera que el objeto de la crítica no es el juicio de valor sino el estudio de las condiciones propias de cada obra, en relación a otras obras de arquitectura, en relación a otros campos del conocimiento y en relación a otras posibles teorías alternativas, podemos obtener de ella una imagen final flexible y abierta que permita tanto su comprensión veraz como la apertura a nuevos caminos en el curso de la arquitectura.
El Grupo de Investigación ARKRIT se constituyó en 2008 bajo la dirección del catedrático de Proyectos Arquitectónicos D. Antonio Miranda Regojo-Borges y, además de proyectos de investigación, entre las actividades del grupo se encuentra la dirección de tesis doctorales, así como una participación activa en el máster de Proyectos Arquitectónicos Avanzados (MPAA) desde el Laboratorio y el Taller de Crítica y coordinando numerosos Trabajos Fin de Máster.

Dónde estamos

ARKRIT - GRUPO DE INVESTIGACIÓN DE CRÍTICA ARQUITECTÓNICA

Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid
Departamento de Proyectos Arquitectónicos
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Ciudad Universitaria 28040
Madrid - España

E-mail: arkrit@arkrit.es

 

 

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31 octubre, 2014

‘CHICLE EN LA CALLE’. Combate por la Arquitectura Escolar

Fernando Casqueiro Barreiro

Cierto es que el inefable ministro Wert ha conseguido aunar en su contra a toda la comunidad educativa española, pero también es cierto que hace tiempo que habíamos claudicado en nuestra obligación de defender la educación de calidad para todos.

El próximo día 05 de noviembre se presentará el Atlas de Arquitectura Escolar del Siglo XX elaborado en el Grupo de Investigación ARKRIT. Para celebrarlo quiere proponerse aquí una triple vindicación: de la educación, de la arquitectura escolar y de la crítica a la arquitectura escolar.

Aunque quizá no necesariamente en ese orden.

EDUCACIÓN

Decía este pasado sábado 24 de octubre el profesor de filosofía Emilio Lledó en una entrevista radiofónica que la más importante tarea de un Estado contemporáneo es La Educación y la ilustraba con un sencillo enunciado: “Chicle en la calle”.

Asombrado y sorprendido por el sarpullido de círculos negros que salpica buena parte de todas las aceras de Madrid, el profesor preguntaba a un operario de limpieza por la naturaleza de esa sorprendente “varicela”.  “Es chicle” respondió el  improvisado galeno armado de una manguera de agua a presión.

Toneladas de chicle pegoteados por las aceras alfombrando de desdén y descreimiento nuestro espacio público. “Un síntoma de la falta de la más elemental educación” se dolía el profesor.

La educación debería operar de tal suerte que los niños encuentren como “natural” no echar el chicle en la calle sino allí donde corresponda.

Esa educación es la que reivindicamos como un derecho primero de los ciudadanos.

Y como tal debe ser defendido. Combatiendo.

ARQUITECTURA ESCOLAR, ARQUITECTURA DE COMBATE

¿Por qué es relevante la arquitectura escolar?

Porque es el primer encuentro de los ciudadanos con la arquitectura.

Porque una actividad que debiera ser prioritaria en el Estado de Bienestar Europeo Contemporáneo debiera llevarse a cabo en edificios que tuvieran un nivel de calidad arquitectónico parejo en la transcendencia de lo que allí ocurre.

Dice Luis Fernández Galiano en el prólogo al estupendo libro La Arquitectura del Aula de Francisco Burgos que “La escuela es la arquitectura de la infancia y también la infancia de la arquitectura. El espacio elemental del aula es una arquitectura párvula donde hemos podido ver lo arquitectónico reducido a su esencia depurada”.

Como consecuencia podríamos deducir un cierto derecho primero a la arquitectura en los humanos más pequeños. En los niños.

Ese es el horizonte que aquí hemos querido asignar a la arquitectura escolar.

Vista la educación desde la arquitectura, parece que podría establecerse una relación directa entre los sistemas educativos y la forma construida de los edificios destinados a ponerlos en práctica. Los colegios, los Centros, serían un síntoma, una manifestación física palpable de los valores sociales que cada tiempo y lugar otorga a la Educación. ¿Por qué, entonces, no hay debate sobre la Arquitectura Escolar? Porque hemos dejado de combatir por ella.

CRÍTICA A LA ARQUITECTURA ESCOLAR

La función social de La Crítica, entendida como investigación básica, está fuera de discusión. Su capacidad para preguntar por el sentido del presente y formular bases para el futuro hacen de esta actividad el sustrato primero de la actividad universitaria que ilumina este blog.

¿Por qué, entonces, es hoy necesaria la crítica a la arquitectura escolar? Para contribuir al debate_combate sobre la arquitectura escolar y sobre la propia Escuela.

La falta de relevancia de la Crítica a la Arquitectura Escolar corre pareja con la falta de relevancia de la propia Arquitectura Escolar y no hay por qué no temer que ambas vayan parejas con la falta de relevancia de la propia Escuela.

Los colegios, los Centros, no son ya, y dudamos seriamente de que lo haya sido en algún momento, centro o vértice de la Crítica de Arquitectura.

Sin embargo sí podrían o deberían serlo.

Este estado actual de la, por otra parte, atemporal “crisis de La Escuela” pone en evidencia la ruina de un sistema de valores carcomido por el narcisismo, la desesperanza de los perdedores, la abdicación de la responsabilidad y la mercantilización de la vida.

Sin duda, la propia situación de la arquitectura contemporánea, celebrada como espectáculo y codiciada como trofeo, al mismo tiempo y en no menor medida que deshuesada de cualquier contenido ético o utópico, refleja el hundimiento de un tiempo, el nuestro, convertido en una escombrera postideológica que convoca a la nostalgia de tiempos en los que construcción e ideas sociales se enredaban en una madeja fecunda.

ARQUITECTURA+ESCUELA.

Sería bueno poder sostener que hay algún tipo de relación entre la calidad del edificio y la calidad de lo enseñado en él. No se puede demostrar tal cosa. La calidad arquitectónica de los colegios está tan relacionada con la calidad educativa impartida en ellos como la calidad de la sanidad lo está con la de las construcciones hospitalarias. Probablemente en una medida muy escasa pero, para nosotros, crucial.

En un primer plano y desde dentro de la disciplina arquitectónica y aún dentro de ella, desde de las técnicas proyectuales, los Centros Educativos son un territorio fecundo para la investigación. Los colegios tienen afinidades funcionales, topológicas y tipológicas. Comparar objetos similares hace muy visibles sus diferencias y permite extraer conclusiones objetivas.

En un segundo plano, reivindicar críticamente la arquitectura de cada Centro como parte de su propio capital escolar permite reivindicar la arquitectura como cualquier otra forma de pensamiento pero con la peculiaridad de que los receptores primeros son sus propios usuarios, su propia “comunidad educativa” formada por sus educadores, sus padres y, desde luego, sus niños. La crítica de la arquitectura propia ayuda a pensar.

Finalmente la Calidad de la Arquitectura opera en otro nivel. En el de la construcción de una humanidad más libre y sabia y, quizá, mejor educada. Sea eso lo que quiera ser. Habitar durante años una arquitectura escolar clara, ligera y luminosa afín a cómo deseamos las conciencias de nuestros más pequeños con-ciudadanos es posible que haga de ellos, si no más inteligentes o más productivos, sí mejores, más informados y, por ello, más libres y solidarios ciudadanos. Sencilla y civilizadamente, ciudadanos que no tirarán su chicle al suelo.

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