
2 julio, 2020
CARLOS MARTÍ. Teórico práctico de arquitectura.
Su trayecto intelectual -quizá el más alto entre nuestros arquitectos- supo ignorar el idealismo objetivo de la estética clasicista alemana y académica, a la vez que el idealismo subjetivo de la “creación” estética romántica irracionalista, basada en “la intuición genial de los elegidos” que, desde Berkeley alcanza a Schopenhauer, Nietzsche, Heidegger y Ortega. Su materialismo moderno y constructivista evitó las desviaciones empiristas o mecánicas. Combatió la moda Postmodern que en su escuela catalana fue quizá más virulenta. Desde su tesis doctoral trabajó por el cientifismo del “arte de la arquitectura” con el Proyecto Moderno de racionalidad: claridad, concisión, inteligibilidad y progreso histórico.
Su estructuralismo dialéctico de equilibrio dinámico nunca olvidó: a) un universo como materia en movimiento, b) la prevalencia de la construcción material sobre la “idea”, c) la objetividad científica del proyecto. Para ello, su materialismo dialéctico resolvió nuevas síntesis de teoría y práctica; de objeto y sujeto; de forma y función. Así, con la Virtud Moderna pudo destruir parte del miedo y la estupidez que impiden a todos el derecho a la ciudad.