Entre el momento moderno y el contemporáneo, Alison y Peter Smithson generaron, frente a la condición singular y objetual de la arquitectura moderna, un conjunto de estrategias de proyecto encaminadas a recuperar el vínculo entre la arquitectura y el plano del suelo. La esencia de estas estrategias, que actuaban sobre la sección del terreno definiendo nuevas formas de implantación de los edificios y configurando sus espacios exteriores, continua vigente en la actualidad. El compromiso con el territorio y las necesidades humanas que pretendían aquellos proyectos ‘enraizados’ bien podría servir de modelo para generar una arquitectura imbricada social y espacialmente en el contexto actual; un compromiso que, en un momento como el presente, caracterizado por un exceso de ‘construcción’ y de planteamientos objetuales y autistas en nuestras ciudades, resulta de especial interés volver a revisar.